El 26 de julio de 2000, más de trescientos caminantes iniciaron desde Rosario de Santa Fe, bastión de la desocupación de los años ´90, una marcha para repudiar el modelo económico y presentar al parlamento un proyecto de ley que propiciara la creación de un seguro de desempleo y formación para todos los/las jefes/as de familia desocupados/as.
La marcha pasó por diversas ciudades y localidades: Villa Constitución, San Nicolás, San Pedro, Baradero, Zárate, Campana, Moreno, Morón y la Matanza, donde se realizaron encuentros y asambleas populares con la participación de los vecinos.
Se juntaron más de un millón de firmas con la ilusión de conseguir esos trescientos ochenta pesos para Jefes y Jefas de hogar desocupados y una asignación universal de sesenta pesos para cada hijo/a menor de dieciocho años, de todos los trabajadores, así se lograría que ningún hogar de la República Argentina estuviera por debajo de la línea de pobreza.
Durante quince días, desocupados, mineros, aeronáuticos, judiciales, trabajadores estatales, periodistas, petroleros, trabajadoras sexuales, docentes, metalúrgicos, ocupantes de tierras y de los pueblos originarios vieron como ciudades que fueron símbolos de la actividad fabril, fueron abarrotadas de maxikioscos y empresas de taxis y remises.
El 9 de agosto de 2000, en el cierre de la caminata, de espalda al Congreso de la Nación, muchas organizaciones mostraron con su presencia la coincidencia con el “Shock Distributivo” que reclamaba la CTA y así lo hicieron saber con su participación en el acto y comprendieron que el
desempleo no es sólo un problema del desocupado.
Nuestra entidad gremial UnTER, estuvo representada por los compañeros Marcelo Nervi de Viedma Hugo Cigoy y Pedro Dorao de Cinco Saltos y Eduardo Negri de Sierra Grande.
Luego de una década podemos decir que algo cambió.
Hugo Cigoy