La escuela, espacio socializador fundamental, no sólo no contribuye a la igualdad de oportunidades, sino que reproduce las desigualdades entre los grupos sociales. Esta afirmación, fruto de investigaciones sociológicas, constata prácticas, valores y discursos que discriminan por clase social, género, etnia, caracteres físicos y orientación sexual. (Proyecto “Hacia una escuela libre de discriminación”- UTE/CTERA).
Contribuir a la generación de espacios que promuevan una cultura democrática e inclusiva nos interpela como docentes para visibilizar las prácticas discriminatorias clasistas, sexistas y racistas que aún perduran en nuestras instituciones, reflexionar sobre ellas y proponer alternativas a esas lógicas hegemónicas.
Qué es el sexismo
Siguiendo a Carmen García Colmenares, el sexismo hace referencia a aquellas actitudes que favorecen y perpetúan la desigualdad y la jerarquización en el trato que reciben las personas y que se hace sobre la base de la diferenciación sexual.
Si bien el sexismo trae consecuencias negativas tanto para los hombres como para las mujeres, es el colectivo de las mujeres el que es desvalorizado socialmente. Analizar el sistema sexo-género permite poner de manifiesto las relaciones asimétricas y jerárquicas que existen entre lo masculino y lo femenino. Son asimétricas porque las capacidades asignadas a uno y otro género son opuestas y son jerárquicas porque no se valoran de la misma manera, considerándose superiores las atribuidas a “lo masculino” frente a las atribuidas a “lo femenino”. Reflexionar sobre un modelo de persona diferente supone un gran logro y avance para las mujeres, para quienes no son heterosexuales, y para toda sociedad que pretenda ser democrática e igualitaria. La Perspectiva de Género nos permite desvelar los mecanismos de poder que mantienen las desigualdades entre los géneros.
Educación sexual integral
Asumir una “educación no sexista” implica comprometernos con la implementación de la “Educación Sexual Integral”. Nos obliga a garantizar el derecho de niñas, niños, adolescentes y jóvenes a recibir ESI desde la primera infancia, a lo largo de todos los niveles y modalidades del sistema educativo, en todos los establecimientos educativos del país, públicos, de gestión estatal y privada y/o confesionales, abarcando “aspectos biológicos, psicológicos, sociales, afectivos y éticos”, lo que implica considerar a la sexualidad como una las dimensiones constitutivas de la persona presente de diferentes maneras, y relevante para su despliegue y bienestar durante toda la vida.
La Ley Nacional N° 26.150 (y la provincial N° 4039 que adhiere a ella) de Educación Sexual Integral, en concordancia con leyes y convenciones incorporadas al texto constitucional, garantiza el derecho del/a niño/a, adolescente y joven a la libertad de expresión y a ser oído, que incluye “buscar, recibir y difundir informaciones de todo tipo”. De esta forma, la ESI fortalece las capacidades de niños, niñas y adolescentes para asumir una vida responsable, contando con información pertinente, objetiva y científicamente validada y contribuye a la prevención de infecciones de transmisión sexual y VIH-SIDA. En el mismo sentido, el acceso a ESI constituye la puerta de entrada para la articulación de la escuela en situaciones de vulneración de derechos, como la violencia, abuso, maltrato contra niños/as, que orientan hacia la búsqueda de medidas de protección y reparación necesarias. Por su parte, se entiende que la ESI también contribuye a la tarea de eliminar todo concepto, prejuicio, estereotipo o práctica basada en la idea de superioridad o inferioridad de cualquiera de los sexos. (MORGADE, Graciela, compiladora, en “Toda educación es sexual” Editorial La crujía, Bs As, 2011). Los Lineamientos Curriculares de ESI, aprobados en mayo de 2008 por el Consejo Federal de Educación, mediante la Resolución 45, aportan direccionalidad a la tarea educativa.
La implementación de ESI aún genera algunas resistencias. Frente a posiciones reaccionarias y para avanzar en una educación no sexista hay que despojarse de componentes pedagógicos sexistas y heteronormativos de los discursos hegemónicos y superar los enfoques biomédicos, represivos, judicializantes o revictimizantes.
Apostamos a la construcción colectiva de estrategias de intervención, promoviendo la construcción de un objeto de enseñanza integrado y multifacético, sin miradas ingenuas, apuntando a generar compromisos políticos, gremiales y pedagógicos que iluminen sobre los derechos de niñas, niños, adolescentes y jóvenes, en el marco de una justa escuela distribuidora de conocimientos y libre de discriminaciones.
María Cristina Bay
Secretaria de DDHH, Género e Igualdad de Oportunidades de UnTER
Secretaria de Equidad de Género e Igualdad de Oportunidades de CTA Río Negro
Integrante del Equipo Nacional de Educación Sexual Integral de CTERA
Ilustración: http://marthabarrachina.blogspot.com.ar/2007/08/campaa-de-educacion-no-sexista-campagne.html