“La luna se ha escondido de frío o de vergüenza,
ya sobre los gatillos los dedos se estremecen,
una esperanza absurda se aferra a los teléfonos,
y el presidente duerme.”
José Gobello, desde la cárcel, 1956
Quizá la portada del libro “Operación Masacre” de nuestro inefable Rodolfo Walsh represente de manera muy aproximada lo que fueron los fusilamientos de civiles del 9 de junio de 1956. La pintura de Goya reproduce el terror de los hombres-pueblo enfrentando las armas y la saña de los represores, que parecen clavarse en sus cuerpos. Ese mismo cuadro (Los fusilamientos del Dos de Mayo) podría haberlo pintado el aragonés con el fondo de los basurales de José León Suárez donde un grupo de argentinos comprometidos con la causa nacional y popular fueron llevados a la muerte inevitable bajo el plomo de los fusiles.
En septiembre de 1955, después de varios intentos frustrados, la derecha, oligárquica y avasallante, con la fuerza del Ejérctito Argentino, se apoderó del gobierno de nuestro País. El General Perón fue derrocado y debió emprender un largo exilio. El General Lonardi asume bajo la consigna atemperante:”ni vencedores ni vencidos”, pero nunca sabremos si cumpliría o no, porque una enfermedad incurable terminaría con su vida antes de cumplir tres meses de mandato. A continuación asumió Pedro Eugenio Aramburu, General que era buen representante de los intereses económicos de la burguesía y de cierto sector de la Iglesia. Además destacó por la persecución asidua al peronismo como fuerza política mayoritaria, representante legítima de los trabajadores.
Un grupo de militares y civiles se propuso por entonces realizar un alzamiento con el propósito de restituir la democracia. Se organizaron bajo el nombre de “Movimiento de Recuperación Nacional 9 de junio” porque ese día era el elegido para dar el contra-golpe. Las intenciones de los propulsores fueron descubiertas por el Gobierno Nacional y los dejaron proceder como si desconocieran su accionar. Se hace evidente que buscaban darles un castigo ejemplarizante.
En la madrugada del 9 de junio del ´56 en los basurales de José León Suárez, localidad cercana a la Capital Federal fueron acrillados a balazos un grupo de civiles de los cuales mueren seis y logran sobrevivir, entre otros, Julio Troxler y Carlos Livraga.
El General Juan José Valle se entrega dos días después para evitar que continúe la masacre y persecución tanto a civiles como a militares implicados. Le prometen el respeto de su vida pero no cumplen. Por el contrario, sin que medie juicio alguno y aplicándole la Ley Marcial (decretada a posteriori de los sucesos) lo fusilan sin miramientos el 12 de junio.
Julio Troxler daría testimonio de los fusilamientos a través de películas y cortos cinematográficos, antes de morir a manos de la Triple A. Y Carlos Livraga sería quien brinda las primeras manifestaciones de su trágico paso por el basural a Rodolfo Walsh. Los demás testimonios están recogidos minuciosamente en “Operación Masacre”.
Gral. Roca – Fiske Menuco, 9 de junio de 2014
Luis Genga, Secretario de Derechos Humanos, Género e Igualdad de Oportunidades