Quien diga “yo no puedo hacer nada” está renunciando a la lucha y al hacerlo está renunciando a la esperanza. Todos podemos hacer algo, todos debemos hacerlo. La lucha por una escuela diferente, por una educación distinta, es la misma lucha por construir ese mundo que soñamos. Por eso mismo no es una lucha individual, es una lucha que a todos compromete.
Jesús Palacios (1989, p. 644).
Las maestras y los maestros construyen futuro todos los días, de la mano de sus estudiantes fortalecen la democracia, y a través del proceso de enseñanza aprendizaje avanzan hacia un país más libre y justo.
En la escuela rionegrina, el esfuerzo de las trabajadoras y de los trabajadores garantiza el derecho a la educación. En los salones se trabaja cotidianamente para superar la injusticia y la precariedad. Por ese compromiso con la infancia, con nuestros jóvenes, es que denunciamos la situación de la educación pública; exigimos salario y condiciones dignas para enseñar y aprender.
El compromiso y la lucha por una educación pública y popular tiene innumerables aristas, sin embargo, reconocernos como trabajadores y trabajadoras de la educación es nuestro orgullo y nuestra señal de identidad. A pesar de los pesares cada vez que atravesamos la puerta del aula apostamos por una sociedad más justa y solidaria. Cada vez que nos volcamos a las calles, codo a codo reclamando por nuestros derechos seguimos educando, porque no hay maestro cierto que no eduque con el ejemplo.
Junto a nuestros estudiantes, llevando a la práctica que todo acto educativo siempre es político enseñamos y aprendemos que no existen las salvaciones individuales, que los logros siempre son colectivos, que animarse a soñar es tan revolucionario como la esperanza y que justamente eso es lo que ha permitido a los pueblos su liberación. Feliz día para todos y todas.
Gral. Roca – Fiske Menuco, 10 de septiembre de 2014
Mario Floriani, Secretario General
María Inés Hernéndez, Secretaria de Prensa, Comunicación y Cultura