24 de marzo Día Nacional por la Memoria, la Verdad y la Justicia. 39 años del golpe cívico, militar, clerical. La democracia no se negocia.
Cuentan que el historiador e historiógrafo Marc Bloch había sido invitado a visitar un pueblo de la península escandinava para estudiar unos importantísimos descubrimientos antropológicos que datarían de varios milenios. La comunidad estaba orgullosa con el hallazgo y un grupo de científicos había clasificado meticulosamente los restos fosilizados que contribuirían a explicar su origen ancestral. El invitado especial se desprendió de la comitiva y durante un par de horas estuvo ausente. Cuando ya todos se preocupaban, Bloch reapareció y ante la demanda de los anfitriones por su actitud explicó que había ido hasta el nuevo ayuntamiento que acababa de inaugurarse a contemplar el edificio ya que en el lineamiento arquitectónico elegido estaban encerradas varias claves para explicar el pasado de esa comunidad. La anécdota me sugiere – más allá de si debiéramos abordar la enseñanza retrospectiva de la historia— que nuestro pasado inmediato debe ser estudiado como una manera de explicarnos nuestro presente e inferir ciertas líneas que invariablemente signarán nuestro futuro.
El 24 de marzo ha sido establecido como Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia y con más o menos fervor salen las escuelas, los colegios, universidades, las diversas organizaciones de la comunidad a dar su presente en defensa de la democracia y a reafirmar su compromiso con el nunca más. Pasado el 24 y algún día previo y otros posteriores, tengo la sensación que la memoria cede paso al olvido y hay tanto silencio en torno al tema de la Verdad y la Justicia, tanto descompromiso en la evaluación de lo que significó la dictadura militar y la implicancia de civiles económicamente favorecidos, que no alcanzo a vislumbrar una metodología eficiente para generar en la mayor parte de sociedad un revulsivo, una toma de conciencia, un accionar permanente en defensa de los Derechos Humanos. A propósito, el Tribunal Oral Federal (T.O.F.) de Neuquén concluyó en el 2014 el juicio nominado “Escuelita III” y se estima que hacia mediados de 2015 se implementará el Juicio “Escuelita IV” sobre demandas aún pendientes. Esta información no debe hacernos pensar que el ámbito de los Derechos Humanos se constriñe a juzgar y condenar a militares y civiles (reciente incorporación) que participaron en procedimientos represivos o de latrocinio sea de bienes, dinero o bebés. Por el contrario, estoy convencido que luchar por la vigencia de los Derechos Humanos es luchar por la vida, cuando la misma se ve amenazada por un Estado defectuoso o un grupo o corporación que hace valer su poderío para adueñarse de los recursos naturales que son de todos y todas.
Si siete años de cruenta dictadura, con miles de desaparecidos/as, torturados/as, muertos/as y cientos de niños y niñas apropiados solo nos hace recordar el horror a unos pocos y por un par de días, mal vamos y peor nos irá. Es hora de buscar y ensayar métodos que movilicen a la sociedad en su conjunto. Es hora de llenar de contenido a la palabra Memoria, liberándola de ese malicioso olvido que se sintetiza en el famoso “por algo será” “algo habrán hecho”. Es hora de defender la democracia a ultranza y reclamarle por una Justicia solvente y también es hora de reclamar por la Verdad sabiendo que sólo ella nos hará libres.
Gral Roca, Fiske Menuco,24 de marzo de 2015
Luis Genga, Secretario de Derechos Humanos, Género e Igualdad de Oportunidades.
María Inés Hernández, Secretaria de Prensa, Comunicación y Cultura.
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