9 de julio de 1816 el Congreso General Constituyente reunido en la ciudad de Tucumán declaró la Independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata “(…) declaramos solemnemente a la faz de la tierra, que es voluntad unánime e indubitable de estas Provincias romper los violentos vínculos que las ligaban a los Reyes de España, recuperar los derechos de que fueron despojadas, e investirse del alto carácter de una nación libre e independiente”.
El historiador Félix Luna señaló que “en ese momento crítico los argentinos decidimos declararnos independientes. Fue un gran compromiso, el rechazo valiente de una realidad adversa. Era empezar la primera navegación de un país independiente, sin atender las borrascas ni los riesgos. Un acto de coraje”.
Las y los trabajadores de la educación en el aula podemos trasmitir esa conciencia y necesidad de ser un país libre. Ejercer derechos ciudadanos, la democracia, la participación, reafirmar nuestra identidad, la defensa de los derechos humanos, la educación pública. Sin embargo, no hay indepencia absoluta si no se ejerce también soberanía económica, ni se llevan adelante políticas públicas que tiendan a la distribuición de la riqueza y a la justicia social.
Seguiremos ejerciendo actos de coraje buscando independencia al rebelarnos a la pobreza, el hambre, la xenofobia, el racismo. Negarnos a naturalizar lo injusto nos permite trasnformar cada acto educativo, en un acto revolucionario, para comprender en su exacta dimensión que es tiempo de romper con el ideario positivista de la libertad como un derecho privado sino como un espacio de construcción colectiva, de quebrar el precepto de creer que la única instancia de libertad válida es la individual, porque tantos años de lucha en nuestra historia nos demuestran que las mayores victorias siempre han sido las que se gestaron al calor del canto del pueblo.
Gral. Roca – Fiske Menuco, 8 de julio de 2015.
María Inés Hernández, Secretaria de prensa, comunicación y cultura