Contra el ajuste, la represión y la impunidad
A 42 años del Golpe genocida, iniciado aquel 24 de marzo estamos en esta Plaza del pueblo y en todas las del país para repudiar el terrorismo de Estado.
Venimos nuevamente a repudiar los crímenes de lesa humanidad: las miles de desapariciones forzadas, los asesinatos, las presas y presos políticos; las torturas; el robo de bebés; el funcionamiento de cientos de centros clandestinos de detención, tortura y exterminio; la censura; la mentira organizada; la pobreza programada; una Guerra por Malvinas con delitos de lesa humanidad; la deuda externa que causó hambre por décadas; el exilio al que fueron obligadas miles de personas; el terrorismo de Estado. Hace un año, frente a esta misma Plaza alertamos acerca del negacionismo impulsado por funcionarios del Gobierno, que ha tenido diversos intentos para abrir la puerta a la impunidad. Venimos entonces aquí, también para recordarles a los negacionistas, una vez más, que los desaparecidos son 30.000 y nos faltan a todos.
Estamos acá, en unidad, porque nuestro país nos necesita así para defender nuestros derechos. Estamos en esta Plaza, de marchas y actos, bombardeada, caminada por las Madres, Abuelas, Padres y Familiares en pleno genocidio. Acá vinimos los primeros años a gritar: ¡APARICIÓN CON VIDA! Y volvimos a hacerlo el año pasado, con mucho dolor, ante la desaparición y muerte de Santiago Maldonado.
Hoy nos convocan a esta plaza los despidos masivos, la miseria planificada, la entrega del país a los buitres, la persecución de los pueblos originarios; la persecución a militantes; las presas y presos políticos; la impunidad para los genocidas, la violencia institucional, la represión a la protesta social, la censura a la prensa; y la defensa de todos los derechos de las mujeres, lesbianas, travestis y trans.
Los argentinos y argentinas vivimos un plan económico que aumenta la riqueza de pocos y la pobreza de muchos. Este Gobierno impulsa una reforma laboral en contra de los derechos del pueblo, cuyo modelo ya vivimos en la década del 90 basado en los preceptos de Martínez de Hoz. Su resultado es flexibilización laboral, explotación, desocupación y más desigualdad. Mauricio Macri queremos decirte: ¡basta de ajuste, represión e impunidad! Frente a este atropello son contundentes los mensajes de las trabajadoras y trabajadores en cada acto, como lo siguen siendo los reclamos de las y los docentes por una paritaria nacional digna y justa. No podemos vivir en un país con hambre, represión y genocidas sueltos. No vamos a permitirlo.
El pañuelazo blanco del año pasado contra el 2×1 a los genocidas fue un mensaje claro: el único lugar para un genocida es la cárcel. Esos que hoy caminan por las calles, o están en sus casas con el beneficio de la domiciliaria o la libertad condicional, 42 años atrás encabezaron una dictadura genocida que masacró a una generación y causó consecuencias que todavía perduran. Son culpables de un plan sistemático de exterminio desplegado en todo el país y la región, en lo que fue el accionar represivo del Plan Cóndor.
En la Argentina hubo más de ochocientos centros clandestinos de detención, tortura y exterminio, donde se cometieron delitos contra la humanidad como secuestros, torturas, desapariciones forzadas, vuelos de la muerte, delitos sexuales, robo de bebés, asesinatos y robo de bienes. En las cárceles, las presas y presos políticos también fueron víctimas de los delitos de la dictadura. En las calles, el horror, el miedo como política de Estado, la censura a la prensa como amenaza y persecución concreta, un plan económico de exclusión para la mayoría y de enriquecimiento abismal de una minoría, una deuda externa que empobreció a generaciones, fueron crímenes contra todo el pueblo.
Miles de exiliados y exiliadas por la persecución y la muerte: el terrorismo de Estado estaba en todas partes. En las escuelas, las fábricas, los cines, la televisión, la radio, los diarios, los bares, las universidades. Pasaron 42 años de aquella madrugada entre el 23 y el 24 de marzo en la que los genocidas empezaron a decidir sobre la vida y la muerte del pueblo. Comunicados numerados para informar el horror; la cúpula de la Iglesia sentada en la misma mesa que Videla y los grupos económicos como Clarín, La Nación, La Nueva Provincia o la Editorial Atlántida; la Sociedad Rural Argentina, Ledesma, Ford, Fiat, Mercedes Benz, La Veloz del Norte, Acindar, Dálmine-Siderca y Loma Negra; la embajada de los Estados Unidos de Norteamérica; la corporación judicial cómplice rechazando miles de hábeas corpus; y el “no te metás” como campaña del miedo, fueron las formas cotidianas de ese terrorismo de Estado. Un Mundial de Fútbol a medida del silencio, una Guerra por las Malvinas como intento de continuar un proyecto de muerte.
Además, expresamos nuestro repudio al acuerdo firmado por el Gobierno para favorecer los intereses británicos en el Atlántico Sur en contra de los intereses argentinos, violando la Constitución Nacional y leyes vigentes. ¡Defendemos nuestra soberanía! ¡Las Malvinas son Argentinas!
Al mismo tiempo, en las calles de la Argentina y en la prensa del mundo, comenzaba la resistencia de los pañuelos blancos. Las Madres, Abuelas, Familiares salieron a las calles a preguntar dónde estaban los desaparecidos y sus hijos nacidos en cautiverio. A ellas les dijeron “locas”. Más de 40 años después, siguen siendo un ejemplo internacional de la lucha por los derechos humanos y están acá, en esta Plaza, una vez más, de pie.
Hoy mientras intentan imponer el miedo, mientras aumenta la represión, seguimos defendiendo a la política como herramienta de transformación de la realidad. Por eso, en esta plaza recordamos las militancias de los 30.000 en las organizaciones del Peronismo Revolucionario: UES, Montoneros, FAP, Sacerdotes por el Tercer Mundo y FAL; la tradición guevarista del PRT, Ejército Revolucionario del Pueblo; y las tradiciones socialistas y comunistas: Partido Comunista, Vanguardia Comunista, PCR y PST; las luchas en las Ligas Agrarias y en los ingenios azucareros, el Rosariazo, el Cordobazo, y las comisiones internas en las fábricas, el movimiento sindical, estudiantil y popular, y tantos espacios en los que miles de compañeras y compañeros lucharon por ideales de libertad, igualdad, solidaridad y justicia social.
Acá estamos, luchando, con este pueblo que siempre sale a las calles cuando tocan sus derechos. Por eso, porque hoy tenemos un Gobierno cuyo único plan es avasallarlos, en esta Plaza, frente a la Casa Rosada, gritamos:
¡Marchamos contra el ajuste, la represión y la impunidad. Por una democracia sin presas y presos políticos ni genocidas sueltos! (…)
Fragmento del Documento de los Organismos de Derechos Humanos leido luego de la Marcha Unificada a Plaza de Mayo
Fotos Patagonia Fotopress