El 30 de abril de 1977, 14 mujeres se encontraron en la Plaza frente a la Casa de Gobierno que hacía poco más de un año se encontraba usurpada, como la Argentina toda, por la dictadura genocida. Las reuniones públicas estaban prohibidas, un policía se les acercó y les ordenó que circularan. Sin decir mucho, se tomaron del brazo de a dos y en fila. Comenzaron a caminar rodeando la Pirámide. Nadie, ni nada pudo detenerlas más.
Durante estos 46 años la Madres de Plaza de Mayo resistieron, exigieron, hablaron, gritaron, recorrieron el mundo denunciando la persecución, tortura y los asesinatos. Primero lo hicieron por sus hijxs, después por todxs. Las llamaron Locas, intentaron silenciarlas.
Entre el 8 y el 10 de diciembre de 1977, un grupo de tareas encabezado por Alfredo Aztiz, secuestró a integrantes del grupo, entre ellas a tres Madres: Maria Eugenia Ponce de Blanco, Azucena Villaflor de Vicenti y Ester Ballestrino de Careaga. Luego de torturarlas, las subieron a uno de los vuelos de la muerte y las arrojaron al mar. Sus cuerpos volvieron a la costa, para transformarse en testimonio del horror de los victimarios y de la poderosa fuerza del amor que siguió impulsando a sus compañeras a seguir adelante.
Son nuestro mayor ejemplo del valor de la lucha colectiva. Así lo expresó Azucena Villaflor cuando propuso encontrarse aquel 30 de abril: “Individualmente no vamos a conseguir nada. ¿Por qué no vamos todas a la Plaza de Mayo? Cuando vea que somos muchas, Videla tendrá que recibirnos”. Entendieron y nos enseñaron que nadie se salva en soledad. Ester Ballestrino busca a su hija Ana María, estaba embarazada. Logró liberarla, en octubre del ´77. Junto a sus tres hijas salió del país, las llevó a Suecia y regresó. Cuando intentaron convencerla que volviera a un sitio seguro dijo: “No, voy a seguir hasta que aparezcan todos“.
No alcanzan las palabras para describir lo que las Madres significan para nuestro pueblo. Son faro que ilumina y guía, son mano extendida y abrazo. Son el coraje mismo hecho cuerpo, protegido por un pañuelo blanco. No pudieron doblegarlas ni los genocidas, ni los traidores que en democracia mandaron a reprimir las protestas sociales. Sus hijxs las parieron y ellas se multiplicaron. Están cuando lo injusto pretende imponerse, como Nora Cortiñas, que sigue recorriendo el país para acompañar toda lucha contra las violencias que nos lastiman día a día. Como Lolín e Inés, nuestras Madres que desde Neuquén siguen alentándonos a no bajar los brazos.
Este será el primer aniversario de Madres sin Hebe, pero con ella presente en cada espacio. Su voz poderosa, disruptiva, polémica y su caricia colmada de ternuras sigue rondando la Plaza y los corazones. Ella nos dijo que “La lucha nunca es un rato y es lo único que podemos dejar las Madres”. Legado inmenso el que nos dejan. Como Trabajadorxs de la Educación lo tomamos y lo llevamos como bandera en las calles y como palabra de honor en las aulas. Multiplicar es la tarea y en eso estamos, caminando sin pausa como ellas, enarbolando su bandera en las calles y multiplicando sus aprendizajes en las aulas, día a día, hasta lograr una sociedad más justa, libre, solidaria e inclusiva que soñaron sus hijxs, que nos merecemos todxs.
General Roca-Fiske Menuco, 30 de abril de 2023.
María Inés “Lua” Hernández, Secretaria de Derechos Humanos, Género e Igualdad de Oportunidades.
Pablo Holzmann, Secretario de Prensa, Comunicación y Cultura.
María Castañeda, Secretaria Gremial y de Organización.
Gustavo Cifuentes, Secretario Adjunto.
Silvana Inostroza, Secretaria General.