La Jornada Institucional es un derecho conquistado por lxs docentes que redunda en beneficio de lxs estudiantes. Es la oportunidad para el encuentro entre equipos directivos y docentes con el objetivo de dialogar, reflexionar, repensar las prácticas, discutir nuevas estrategias, establecer acuerdos para continuar el trabajo institucional. Todo acto educativo no se puede pensar en soledad, se construye junto con otrxs.
Para sostener el cotidiano escolar en las instituciones es fundamental contar con estos espacios, para continuar la tarea pedagógica en una escuela donde resuenan los conflictos socioeconómicos que atraviesa a su comunidad. Es por ello que estas problemáticas no se pueden analizar en los cinco minutos del recreo, mucho menos cada docente desde su casa. Tampoco corresponde. Sin embargo, para el gobierno, las Jornadas institucionales son la moneda de cambio, el tiempo que puede “acomodarse” en cualquier momento, porque la prioridad es que el estudiantado esté dentro de la escuela a como dé lugar.
Lamentablemente, se sigue instalando en el imaginario social que las Jornadas son un premio para lxs docentes y una pérdida de tiempo para lxs estudiantes. Por ello, se pueden suspender como castigo por hacer paros para exigir salarios y condiciones dignas. Es una mirada utilitaria y mercantilista que vende muy bien en una sociedad donde avanza un discurso autoritario basado en lo individual y lo meritocrático.
Si bien es cierto que en contexto de pandemia la virtualidad se instaló como una forma de resolver la continuidad de las actividades, hoy es fundamental sostener la presencialidad, encontrarse para poner en debate, entre otros asuntos, cómo afrontamos las secuelas que aún persisten de un contexto complejo e inédito como fue el ciclo lectivo 2020. Una de ellas son las dificultades para sostener una buena convivencia escolar a partir de la resolución de conflictos.
El Ministerio de Educación y Derechos Humanos de Río Negro resolvió, de manera unilateral, suspender la presencialidad de Jornadas Institucionales y reformularlas, con el objetivo de garantizar más días de clase. Una de las propuestas que se reformulan son justamente las destinadas a trabajar los marcos conceptuales para dirimir situaciones conflictivas en las escuelas, que envió oportunamente en el documento “encontraRNos”. Resulta paradójico que para poder abordar transformaciones que demandan instancias de diálogo y participación, se piense que es lo mismo hacerlo a contra-turno, en soledad, respondiendo un formulario de “multiple choice”.
La realidad que atraviesan las comunidades educativas requiere de un compromiso de todos los actores que la conforman, de acciones colectivas, donde sea posible establecer intercambio de miradas, el diálogo de experiencias, el análisis crítico del contexto social dónde están insertas. Si realmente se quiere abordar con seriedad formas de resolución de conflictos para una convivencia democrática, es imprescindible multiplicar los espacios de encuentro. Limitarlos, esquematizarlos en formularios sólo sirve para continuar llenando estadísticas, para justificar que se está trabajando en algo en el Estado sigue ausente.
La Resolución 3379/23 del Ministerio que reformula los dispositivos de formación, además de quitar espacios presenciales, impone a los equipos directivos modificar el PEI en mayo y sugiere acciones para la planificación de recreos, actos escolares, actividades para el hogar para optimizar el “tiempo perdido”, no lo dice taxativamente, pero entre líneas lo grita.
Evidentemente quienes escriben estas resoluciones se han olvidado lo que implica transitar las aulas, que lxs docentes dedican mucho tiempo a la tarea de pensar trayectorias educativas, organizar proyectos de aprendizaje, resignificar espacios educativos, porque en sus instituciones no pudieron continuar el proceso educativo porque las clases se suspendieron por fallas edilicias, falta de mantenimiento, porque sus estudiantes no pudieron asistir por múltiples razones que van desde la falta de lo básico para subsistir hasta situaciones complejas en sus vínculos. Cada una de estas instancias se construye colectivamente, no se imponen por la necesidad de lxs funcionarios, sino acorde a las necesidades de cada comunidad.
Desde UnTER exigimos no sólo la continuidad de las Jornadas Institucionales presenciales, que son un espacio de participación fundamental de lxs docentes, sino también volver al esquema de una jornada por mes que supimos tener. A 40 años de recuperación de la democracia, recortar estos espacios es desconocer cómo llegamos hasta acá, en un trabajo sostenido de manera colectiva, estableciendo canales de diálogo, de debates, con tiempos para la reflexión crítica de nuestras prácticas en el presente para proyectar cada paso que damos defendiendo la educación pública para la transformación.
General Roca-Fiske Menuco, mayo de 2023.
UnTER Consejo Directivo Central
2022-2025