La temática ambiental forma parte de la política pedagógica sindical de UnTER prácticamente desde sus inicios, tal como se refleja en el documento fundacional del Departamento socioambiental provincial Chico Mendes: ” La lucha por otra distribución de la riqueza, expresada en condiciones salariales y de trabajo, es fundante de las organizaciones sindicales y de sus prácticas, pero no debe estar separada de las luchas por una nueva subjetividad, de las disputas culturales, pedagógicas e ideológicas; donde también se definen las relaciones de poder entre las diversas clases y sectores sociales. Más aún cuando somos trabajadores/as del derecho social al conocimiento, trabajadores/as intelectuales–pedagógicos”.
Desde esta perspectiva entendemos que la defensa de la naturaleza está directamente relacionada con la defensa de los derechos del presente y de las futuras generaciones. Lo que implica poner en tensión la forma en que se establecen las distintas relaciones sociales, los modos de producción, los modelos de ciencia, de tecnología. Desde todas estas miradas, se resignifica la justa redistribución de la riqueza, porque no solo se trata de repartir las ganancias a cualquier costo, sino de multiplicar diferentes modos de producción, fortalecer las economías regionales, para que se pueda redistribuir de manera equitativa y sostenida en el tiempo.
El modelo extractivista que se replica en el monocultivo, la minería contaminante, la sobreexplotación de las energías no renovables, las burbujas inmobiliarias, es la faceta más cruel del sistema, porque plantea soluciones efímeras a problemáticas estructurales, de corta duración, que por lo general destruye la diversidad socioambiental tanto como las economías locales.
Basta con analizar la historia económica de Río Negro desde el proceso genocida iniciado en 1976, cuando se comenzaron a desmantelar las cooperativas frutícolas, de cría de animales, favoreciendo la concentración de la producción en monopolios que en paralelo parcelaron tierras productivas, se vendieron grandes extensiones de territorios a inversores extranjeros, lo que provocó migraciones internas y el despoblamiento. Como compensación aparecieron propuestas de salvataje en los pueblos que en menos de una década se retiraron, generando nuevas frustraciones.
Es por ello, que desde UnTER cuestionamos el Oleoducto Vaca Muerta Sur, que implica la instalación de un puerto exportador de petróleo de grandes dimensiones en el Golfo San Matías. Si bien el proyecto lo suscribe YPF, empresa de bandera, las ganancias reales quedarán en manos de sus socios extranjeros como Chevrón, Shell y empresarios locales dueños de los monopolios energéticos como Marcelo Midlin y Bulgeroni, quienes también son dueños de grandes extensiones de tierra en la provincia.
El hecho de que para construir el Oleoducto, el Estado provincial debió impulsar la derogación de la Ley 3308 que prohibía la instalación de infraestructura petrolera en las costas, sin la debida consulta a las comunidades involucradas, ya es un alerta. Es importante tener en cuenta que la zona del golfo presenta un delicado equilibrio en su biodiversidad, que a la vez esta característica que se extiende por toda la costa, impulsa economías regionales como la pesca artesanal, la recolección de mariscos y el turismo. Este último, además, representa un importante ingreso de divisas que crece de manera sostenida. Actividades que generan 50.000 puestos laborales permanentes que se incrementan en temporada y que según las proyecciones se multiplicaran en los próximos años.
En contrapartida, YPF promete crear 2500 puestos de trabajo con el proyecto. No aclara que no serán permanentes. 2400 empleos serán momentáneos durante la ejecución de la obra y solo cien permanentes en la parte operativa de la terminal, esencialmente técnicos y de monitoreo a distancia desde Loma Campana. Si además se analiza que el objetivo es aumentar 2,5 veces la evacuación de la cuenca neuquina, lo que representa el 56% de la extracción de crudo en Vaca Muerta en marzo de 2023. Ya todos sabemos que el petróleo no se renueva, a este ritmo, referentes del sector empresarial y técnico reconocen que el horizonte exportador es de 13 años. En definitiva, se invertirá en una obra que pone en riesgo todas las economías en las ciudades costeras, para una actividad que durará poco más de una década y que los puestos de trabajo reales y permanentes no superarán ni siquiera los que se proyectan con la producción actual.
Multiplicar la extracción de crudo en Vaca Muerta a través del fracking, por un lado acorta el tiempo de producción, es decir menos años de trabajo; duplica el uso y la contaminación del agua y del aire, movimientos sísmicos en zonas aledañas e incremento de minería de arenas silíceas. Todas estas acciones tienen graves consecuencias para la salud de la población, como ya está probado en juicios contra empresas petroleras. Como así también genera mayor desigualdad en los ingresos, como ya lo estamos sufriendo en ciudades donde el costo de vida se vuelve inaccesible para el 60% de los trabajadorxs.
Por otra parte, si bien los estudios de impacto ambiental presentado por YPF afirman que no afectará la biodiversidad, no explica que este tipo de megapuerto, por las características de los buques de gran porte que se llenan con un sistema de monoboyas, implica una pérdida sistemática en la carga y descarga de hidrocarburos, podría decirse una contaminación por goteo permanente que terminará afectando la supervivencia de más de 150 especies de moluscos, crustáceos, peces, aves, tortugas y mamíferos marinos, como ballenas, lobos marinos, delfines, que habitan, migran, se reproducen y alimentan en el golfo San Matías. Es la principal zona de reproducción de la ballena franca austral en el Atlántico sudoccidental y del Pingüino de Magallanes, además de punto estratégico para más de 150 especies de aves migratorias. Por esto mismo, es la gran afluencia de turismo de todo el mundo y el incremento en el ingreso de divisas.
Sumado a esto se ponen en riesgo cuatro áreas naturales protegidas y un parque nacional en Río Negro: la Bahía de San Antonio, Punta Bermeja, Reserva Caleta de los Loros y Puerto Lobos, y el Parque Nacional Islote Lobos. Por el intercambio de flujos de agua también compromete la Península Valdés, en Chubut, reconocida como Patrimonio de la Humanidad.
En definitiva, un proyecto que no multiplica los puestos laborales permanentes, que tiene una duración acotada en el tiempo, pone en peligro la biodiversidad y la continuidad de economías regionales debe ser discutida en todas sus aristas por todos los actores involucrados. Para que se pueda poner en la balanza lo que se gana y se pierde, tanto en el presente como para las generaciones futuras. En un mundo donde todo es inmediato y descartable, es urgente comprender que la mercantilización de la naturaleza es también la mercantilización de la vida y que esto es la clave de la explotación, la desigualdad y la marginalidad. Hay otros modelos de producción y consumo que se pueden proyectar para generar un modelo económico sustentable en el tiempo, no es precisamente el que las empresas imponen a los gobiernos, porque ellas buscan ganancias. Debería ser el modelo que impulsen los Estados y sus gobernantes que tiene el deber de garantizar todos los derechos para su pueblo.
General Roca-Fiske Menuco, 17 de agosto de 2023.
María Inés “Lúa” Hernández, Secretaria de Derechos Humanos, Género e Igualdad de Oportunidades
Pablo Holzmann, Secretario de Prensa, Comunicación y Cultura
María Castañeda, Secretaria Gremial y de Organización
Gustavo Cifuentes, Secretario Adjunto
Silvana Inostroza, Secretaria General