De todas las efemérides destinadas a educación, la del 16 de septiembre es la que conjuga pasado, presente y futuro. Declarado el “Día de los Derechos de Estudiantes Secundarios”, como homenaje a lxs jóvenes secuestradxs en La Plata en 1976, es la oportunidad para recordar la dictadura genocida, analizar los procesos históricos de estas luchas colectivas y analizar cómo acompañamos, en un contexto adverso, la organización de los sectores juveniles en relación a la conquista de derechos.
Conocida como la “Noche de los lápices” ese día, en 1976, el genocida Ramón Camps encabezó un operativo que secuestró a estudiantes de escuelas secundarias que protagonizaron la lucha por sus derechos. Durante años, teoría de los dos demonios mediantes, se intentó acotar su lucha al boleto estudiantil, para desconocer la militancia y pertenencia de la mayoría a organizaciones político partidarias que buscaban cambiar el mundo en el que vivían por una sociedad más justa y equitativa.
La fecha recuerda en la figura de Claudia Falcone, María Clara Ciocchini, Claudio de Acha, Francisco “Panchito” López Muntaner, Daniel Racero y Horacio Ungaro, a los más de 340 adolescentes que aún permanecen desaparecidxs. Su memoria se multiplica en las voces de los sobrevivientes Emilse Moler, Pablo Díaz y Gustavo Calotti, quienes siguen sosteniendo que hasta que lxs responsables no digan dónde están, la noche de los lápices sigue sucediendo.
Luego de 40 años de recuperación de la democracia, no fue tarea fácil sostener la búsqueda de la verdad a través de los Juicios por Delitos de Lesa Humanidad. Sin dudas, la fortaleza de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo impulsaron la continuidad de todos los organismos y dieron impulso a definiciones políticas que permitieron develar cada capa del plan sistemático de exterminio, cuya mano de obra fueron las fuerzas armadas, pero pensada y ejecutada en complicidad por los poderes fácticos que dominan la economía, los medios hegemónicos de difusión y el aval de una parte de la iglesia.
Lamentablemente, estos mismos poderes lograron llegar al poder a través del voto, primero con Mauricio Macri, y ahora con la dupla Javier Milei y Victoria Villarruel, esta última abiertamente negacionista, tiene como objetivo la liberación de los genocidas presos y el fin de los Juicios. Ya avanzaron deslegitimando la lucha por los Derechos Humanos, de los organismos, desmantelando la CONADI, interviniendo la Universidad de las Madres, entre otros avasallamientos. El momento culmine fue la visita de diputadxs nacionales a genocidas, organizada por un capellán, que puso al descubierto la burda operación para liberarlos.
Esta visita desató una interna en el oficialismo, pero no generó la repulsa social y la pérdida de sus bancas, que era lo mínimo que se podía esperar de este accionar antidemocrático. Es doloroso, pero no sorprende. Hace nueve meses que nuestro pueblo soporta un brutal ajuste que se impuso con la represión física y también con la imposición del temor a la pérdida del trabajo, a la persecución política, a no poder sostener la vivienda ni contar con un plato de comida para su familia.
Es muy difícil armar estrategias colectivas para sostener la memoria cuando en el presente funciona el Ministerio de Capital (in)Humano que desconoce los fallos judiciales, deja que se venzan alimentos, niega medicamentos oncológicos y condena a la exclusión a miles de niñxs, destruyendo a la educación y la salud pública. Con una sicaria al frente del Ministerio de Seguridad como Patricia Bullrich, que manda a gasear a viejxs y a una niña de 10 años.
En este contexto tan adverso es fundamental recuperar nuestra historia de luchas y resistencias. Dato mata relato: recorrer nuestra memoria popular nos demuestra que aún en la más desigual correlación de fuerzas, pudimos sacar a la luz lo que los genocidas quisieron borrar, miles de jóvenes que recuperaron las banderas de la UES siguieron luchando, recuperaron el boleto estudiantil, los centros de estudiantes, son protagonistas activxs en la defensa de la ampliación de derechos, de la marea verde y de las marchas resistiendo al ajuste.
Como trabajadorxs de la educación nos queda la tarea en las calles y en las aulas de sostener el ejercicio permanente de la vida democrática, aprendiendo y enseñando nuevas estrategias para la construcción de consensos, la formación de estudiantes críticos que no naturalicen lo injusto ni las violencias, a recuperar el valor de la política como herramienta, la defensa del derecho a organizarse, por una sociedad más justa, solidaria y equitativa.
Gral. Roca – Fiske Menuco, 16 de septiembre de 2024.
María Inés “Lua” Hernández, Secretaria de Derechos Humanos, Género e Igualdad de Oportunidades
Pablo Holzmann, Secretario de Prensa, Comunicación y Cultura
María Castañeda, Secretaria Gremial y de Organización
Gustavo Cifuentes, Secretario Adjunto
Silvana Inostroza, Secretaria General