Nos solidarizamos con el pueblo chileno y con los y las estudiantes que han salido a defender sus derechos, entre ellos el derecho a la protesta y libertad de expresión, y rechazamos el uso excesivo de la fuerza policial y del ejército, bien como la violencia extrema que viene siendo aplicada, conllevando a graves situaciones de abusos, torturas, arbitrariedades, detenciones y violaciones en contra de la vida.
Los reclamos del pueblo han de ser escuchados y atendidos, siendo resultado no apenas del reciente aumento de las tarifas de transporte (ahora revocado tras las protestas), sino que de la insatisfacción social de los sectores populares que viene de larga fecha tras el achicamiento de lo público, reflejando el agotamiento del modelo neoliberal que perdura en el país, con consecuencias en la esfera de la educación, salud, pensiones, transporte, recursos naturales, la distribución de las riquezas, entre otras, y que ha conllevado a violaciones de derechos humanos, sociales y medioambientales así como a la ampliación de las desigualdades.