Transitamos con la experiencia de los y las que estuvieron el 29 y 30 de junio del 74 y con la energía de nuestros nuevos afiliados y afiliadas, con el respeto por la diversidad de ideas bajo una misma bandera, cada uno de nosotros y nosotras sabe que no nos quebró la bala del genocida, ni la traición del entregador, mucho menos lo hará el cipayo que nos gobierna. Estamos de pié enseñando, en las calles y en las aulas, que es posible el camino hacia la independencia definitiva que soñaron los congresales del 9 de julio de 1816.