Difícil escribir sobre Juan Gelman sin que la poesía te atraviese la garganta, y mucho más si es para aceptar su partida definitiva, entonces las palabras se hacen nudo y se niegan a ser escritas, sin embargo hay que convencerlas /convencerse que Juan decidió partir, entonces el mundo se entristece, porque el que se va es un amigo, es un hermano es un compañero de infinitos matices, de tozudas militancias, a quien no conociste personalmente pero que fue tu consejero permanente a medida que leías su poesía,el tipo que te permitió comprender algunas cosas de la vida a través de sus artículos periodísticos, un cumpa con el que saliste a buscar firmas para convencer al gobierno de Uruguay que le permitiera seguir buscando a su nieta, un hombre cuya ética te permitía creer que valía la pena seguir levantando banderas de lucha cuando declaraba su convicción de “que es imposible que el ser humano deje de ser utópico, que deje de sentir la necesidad de pelear contra la injusticia y de defender la dignidad “