El 24 de marzo de 1976 las Fuerzas Armadas, acompañadas por parte de la sociedad, dieron un golpe cívico-militar. Alentadas, apoyadas y aplaudidas por la Sociedad Rural, los grandes Medios de Comunicación, la cúpula de la Iglesia católica, la Unión Industrial Argentina, las empresas transnacionales, la banca nacional, el FMI, el banco Mundial, etc. Los militares tomaron el poder del gobierno para poner en marcha lo que Rodolfo Walsh define con claridad en su Carta Abierta a la Junta Militar en Marzo de 1977: “En la política económica de ese gobierno debe buscarse no sólo la explicación de sus crímenes sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada”.