La obstinada dignidad de lxs trabajadorxs de la educación
La Marcha Blanca de 1988 se transformó en un hito fundamental en la historia de las luchas docentes, porque permitió la unificación de CTERA, luego de años de reconstrucción de un sindicato cuyos dirigentes fundacionales forman parte de la lista de detenidxs desaparecidxs como Isauro Arancibia, asesinado el mismo 24 de marzo de 1976, Eduardo Requena y Marina Vilte, mientras que otrxs sufrieron la persecuciones, cesantías, la cárcel y el exilio como nuestros compañero Luis Genga, Marcos Garcetti y Mary Sánchez, entre otrxs.